Las algas marinas reúnen condiciones como fuente de alimentos resilientes para salvar a la humanidad en el caso de un evento bloqueará la luz del Sol, como un gran volcán o una guerra nuclear.
“Invertir en la construcción de granjas de algas marinas podría prevenir la hambruna global en escenarios de reducción abrupta de la luz solar, evitando potencialmente un número significativo de muertes por inanición”, dijo David Denkenberger, profesor asociado de ingeniería mecánica en la Universidad de Canterbury.
La investigación, publicada en la revista Earth’s Future, encontró que las algas son un producto versátil, que puede servir como fuente crítica de alimento y combustible cuando todo lo demás escasea después de una catástrofe generalizada.
Las algas marinas es lo suficientemente resistente como para sobrevivir y prosperar en océanos tropicales, incluso después de una guerra nuclear en toda regla, según el equipo formado por científicos de la Alianza para Alimentar a la Tierra en Desastres, la Universidad Estatal de Luisiana, el Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de Filipinas (UP-MSI) y la Universidad de Canterbury.
Las y los investigadores construyeron un modelo basado en el alga Gracilaria tikvahiae, comúnmente conocida como grácil hierba roja, utilizando los datos climáticos a fin de simular el crecimiento de las algas después de un evento global adverso.
Si estallara una guerra nuclear y se intercambiaran miles de ojivas entre potencias nucleares, de acuerdo con las y los investigadores, se estima que se podrían expulsar a la atmósfera 150 Teragramos (Tg) de emisiones de hollín, bloqueando la luz solar durante años.
Pero descubrieron que todavía habría suficiente luz solar para que las algas realicen la fotosíntesis y crezcan, incluso con carbono negro en la atmósfera.
“El requerimiento de luz de algunas especies de algas para saturar la fotosíntesis podría ser tan bajo como 50 a 100 micromoles de fotones”, comentó Michael Roleda, profesor de UP-MSI y coautor del estudio.
Demanda de alimentos
Con una superficie óptima para la producción y preparación, dijo, las algas marinas podrían satisfacer el equivalente al 45% de la demanda mundial de alimentos después de sólo nueve meses de producción intensificada.
Aparte de un escenario de guerra nuclear total, destacó que las algas marinas podrían ser una opción viable para la seguridad alimentaria mundial ahora, así como en intercambios nucleares más pequeños y erupciones volcánicas.
Las algas marinas, que a menudo se comen en ensaladas o como envolturas de alimentos secos, son ricas en proteínas, minerales, vitaminas, aminoácidos esenciales y ácidos grasos.
Humanos pueden consumir las algas.
Cuando se le preguntó si las algas serían aptas para el consumo humano después de una guerra nuclear, Roleda dijo que absorberían naturalmente los contaminantes del medio ambiente, pero que las sustancias tóxicas unidas y concentradas en las algas podrían reducirse a niveles seguros.
“Por ejemplo, se ha descubierto que el procesamiento poscosecha y la preparación previa al consumo, como el lavado y secado, la reacción enzimática y el escaldado o cocción, entre otros, reducen significativamente la concentración de yodo y metales pesados en las algas”, destacó.
La producción de algas marinas es un salvavidas para muchas familias que viven en comunidades costeras pobres en países de bajos ingresos. El organismo está en gran medida protegido bajo el agua y puede crecer más rápido que cualquier otro cultivo agrícola conocido.
Según un informe de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de 2021, la producción de algas cultivadas en Asia contribuyó con 97% de los 34.7 millones de toneladas producidas a nivel mundial.
Además de consumirse como alimento, se utiliza como aditivo alimentario para animales y cosméticos.
China produce actualmente más del 50% del suministro mundial, seguida de Indonesia. Otros productores destacados son Corea del Sur y Filipinas.
Con información de Once Noticias
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