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“Aquí seguimos juntas”


- Mi más amplia solidaridad con María de los Ángeles Nivón


En el Instituto de Investigaciones en Humanidades de la UABJO se presentó, el uno de agosto pasado, el libro “Aquí seguimos juntas”, elaborado por el colectivo “Mujer nueva”. Contó con los comentarios de Yésica Sánchez Maya, Raquel Diego Díaz y Citlalli Méndez Altamirano, así como de las entusiastas mujeres cuyas historias figuran en el volumen.


Ellas deciden relatar sus vidas con la convicción de que sus aprendizajes, a lo largo de 17 años, saberes y andares merecen ser contados, pues simbolizan la lucha cotidiana por organizar sus vidas desde una lógica distinta; desde el diálogo, pero también desde la ruptura; desde el cuidado, pero también desde la rabia. En el libro se abrieron a escribir sobre ellas, su organización y su historia.


El texto, prosiguió Citlalli, es un trabajo complejo de meses de reuniones; de aprender a usar una pc; de recuperar colectivamente la memoria; de reflexionar sobre los fracasos; de recordar a compañeras que ya no están; de discutir, de compartir alimento y conocimientos.


“Aquí seguimos juntas” relata la vida de un puñado de mujeres valientes que se encontraron en el movimiento social del año 2006 y, posteriormente, se integraron como “Mujeres Nuevas”, lo cual redundó en su transformación personal y colectiva.


En la primera parte, están las autobiografías de las integrantes del colectivo y en la segunda exponen sus experiencias en los años recientes de lucha social, política y feminista: “En este libro ellas escriben su historia y a partir de esto, reescriben la historia de las mujeres, porque se nombran y relatan, desde su voz femenina, un mundo que casi siempre ha estado relatado por los hombres “.


“Aquí seguimos juntas” – escribe Raquel Diego Díaz en el prólogo - es una ofrenda a la lucha popular de mujeres y hombres de los pueblos de Oaxaca, “a ese nosotros que somos todas quienes fervientemente creemos que otro modo de ser humano y forjar pueblo es posible; quienes no nos es indiferente el sufrimiento del otro; quienes aspiramos a un mundo donde, desde siempre, han coexistido muchos mundos; quienes desde la praxis hemos sostenido que la diferencia y la diversidad son hilos para tejer; quienes honramos a nuestras muertas y nuestros muertos, porque son trascendencia y augurio de esperanzas vitales”.


“Todas hablan de un yugo que las orilla a emprender su búsqueda, muchas lo empiezan desde sus familias y comunidades de origen, y desde sus yugos históricos, y en su transitar van narrando las complejidades que implican decidir cambiar. Pero en el camino también van encontrando a otras fraternas que están en sus luchas”. El material cobra vital relevancia pues “es la colectividad la que nos abraza y nos acuerpa para emprender nuevos aprendizajes y hacer nuevas sembranzas”.


Como organización, Mujer Nueva cuestiona el feminismo capitalista y propone un feminismo que materna y ejerce sistema de cuidados complejos que rondan desde el cuidado doméstico hasta el cuidado en los movimientos sociales (…) Los testimonios de vida, aquí reunidos, son desafiantes por las experiencias contadas, “como las andanzas que las compañeras han dado, así como las redes de lazos vivos que han ido tejiendo en este camino de reivindicación de la lucha social”.


Diego Díaz hace un reconocimiento a quienes participaron a partir de la autogestión, la hechura física y los esfuerzos propios y colectivos que es muestra de valentía, convicción de lucha y defensa por la vida. Mujer Nueva es la lucha de un espacio sin fin que no precisa frontera: “Es la lucha de todo lo que amerita sanar; la lucha de abajo que demuestra dignidad, fortaleza y resiliencia, pues la lucha más olvidada no puede ser mejor contada que en voz de sus protagonistas”.


Tatuado en la piel el movimiento social del 2006, cuando el primer día de ese mes de agosto formaron parte de la marcha de mujeres que ocupó las instalaciones de la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión, donde transmitieron su propia historia, Mujer Nueva fue una alternativa a la Coordinadora de Mujeres Oaxaqueñas. Decidieron construir otras formas de entenderse, de estar juntas y caminar por una nueva vereda.


Las historias que se escucharon, en el primer patio del Instituto de Humanidades, le mordieron el alma a las y los asistentes por la veracidad y el valor de sus relatos, que resume una de ellas, Alín, en esta frase: “Mientras estemos juntas no podrán derrotarnos”. Y así tendrá que ser, pues la lucha social, y la particular de las mujeres, corre en un tiempo y lógica diferentes al de cualquier gobierno. Es tiempo de las mujeres, pero de las que luchan desde abajo. ¡Enhorabuena!


@ernestoreyes14

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