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Foto del escritorEder Guevara

Balance poselectoral

Con el reconocimiento de las derrotas de los respectivos segundos lugares podemos dar por concluido el proceso electoral 2023, confirmando así la convicción transformadora de las y los mexiquenses, y la postura más conservadora de la población coahuilense, por ello es buen momento para revisar las lecciones escondidas entre los matices del proceso, acá algunas consideraciones:



El proceso de transformación nacional tiene tantos matices como dinámicas regionales y multidimensionales, por eso vemos tantas diferencias en el rol de la coalición Juntos Haremos Historia en Coahuila respecto al Estado de México, así como las dificultades para encontrar aspirantes ganadores, que generen consensos y sobre todo que su perfil se corresponda más con el ideario de la 4T. Es importante recordar que en varios estados del norte la izquierda históricamente había sido testimonial, y aún ahora es práctica cotidiana que los partidos pequeños (como el PT, el Verde o el PRD) jueguen a ganar perdiendo, conformándose con diputaciones plurinominales, regidurías, cargos en la administración o pago por evento, en esa tradición oportunista y cochupera se entiende la traición de Berdeja y el PT, así como el largo camino por consolidar a los liderazgos emergentes de las generaciones nacidas políticamente en el movimiento obradorista y que poco a poco y a contracorriente, han ido avanzando, ellas y ellos son el futuro de nuestro movimiento en el norte.


La violencia contra la militancia de morena se volvió a hacer presente ahí donde el PRIAN gobierna. En Coahuila, pese a que las encuestas posicionaban como virtual vencedor al candidato a gobernador del PRI, el gobernador Riquelme aprovechó la veda electoral para levantar, desaparecer, torturar y detener arbitrariamente a dirigentes de morena, su objetivo, además de romperle la moral al movimiento transformador, fue garantizar la mayoría absoluta en la cámara de diputados local.


El caso del Estado de México fue distinto, pero igual de preocupante, toda vez que ahí fueron los alcaldes de origen prianista los que operaron con sus policías municipales para violentar a la militancia de morena. Al viejo estilo de las policías mexiquenses, amedrentaron, persiguieron, sembraron evidencias, detuvieron ilegalmente y golpearon a militantes de morena, incluidos menores de edad, mujeres y adultos mayores, estos alcaldes lo hicieron pese a saber que tenían perdida la gubernatura, su objetivo fue mantener sus territorios pensando en su siguiente candidatura. Mención especial para el alcalde tlalnepantlense Marco Antonio Rodríguez, coordinador de la campaña de Del Moral en la región que era conocida como “corredor azul”, Tony es poseedor de un amplísimo catálogo de mapacherías y campañas sucias.


En mi opinión es muy importante poner el acento la variable “violencia” porque pareciera que la derecha ya asumió que es la única forma en la que pueden arrebatarle triunfos a la 4T, y considerando que no tuvieron reparo en ensangrentar a la nación, podemos asumirlos capaces de cualquier salvajada. Debemos exigir a las autoridades que tomen cartas en el asunto, la impunidad no hace más que alentar estas prácticas y en algún momento puede haber consecuencias que lamentar.


Luego de la elección, la derecha y los renegados de la Cuarta Transformación comenzaron una construcción narrativa en la que comparan las proyecciones que durante la campaña nos mostraron las encuestas del Estado de México, con el resultado final, como si dichas encuestas tuvieran la capacidad de medir la operación mapacheril y la violencia ya descrita. Como si lo importante fuera por cuánto ganamos y no el hecho mismo de ganar una de las gubernaturas más importantes del país.

En el momento que la maestra Delfina tome protesta, los gobiernos estatales de morena gobernarán a más de 90 millones de personas, consolidándose como el movimiento popular más potente del mundo y como el partido más grande y exitoso de todo el mundo occidental. Un caso raro si consideramos que la crisis que vive el mundo ha hecho que la mayoría de partidos del mundo pierdan credibilidad y legitimidad.

El Estado de México es ejemplo de cómo se deben procesar los acuerdos y de la actitud que deben asumir las y los distintos aspirantes a representar a la Cuarta Transformación, sin deponer sus legítimas aspiraciones, pero sin ponerlas nunca por encima del interés general, del proyecto de nación.

El priísmo está en al borde del abismo, a partir de ahora veremos cómo varios liderazgos regionales que han logrado sostener su capital político a pesar de su dirigencia nacional, empiezan a buscar cobijo en otros partidos. A sabiendas que hace mucho perdieron su voto identitario y se quedaron solo con el voto corporativo, y en un sexenio perdieron todas sus gubernaturas menos dos, no tengo duda que en 2024 perderán su registro.

Y hablando del voto identitario, Acción Nacional deberá poner sus barbas a remojar porque sus pésimos gobiernos que han desatado violencia, pobreza e incertidumbre entre la ciudadanía, están a punto de hacerlos perder a un electorado de derecha que jamás votaría por morena pero sí por alternativas como Movimiento Ciudadano, justo como sucedió en Jalisco o Nuevo León. En 2024 la disputa por la segunda fuerza nacional será muy cerrada.

Todas las encuestas indican que morena mantendrá la presidencia el año que entra, pero no solo eso, también nos indican que es muy grande la posibilidad de que gane las 10 gubernaturas, los 30 congresos locales en disputa y la anhelada mayoría calificada para impulsar cambios constitucionales que permitan renovar al Poder Judicial y profundizar el modelo de democracia participativa, entre otras reformas prioritarias para la 4T.

El Plan C propuesto por el presidente López Obrador es más posible y factible luego de la jornada electoral del domingo pasado.


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