Hace seis años, más de 30 millones de mexicanas y mexicanos (el 53%) sufragamos a favor de que el poder ejecutivo federal lo asumiera un luchador social quien durante todo su ejercicio gubernamental ha tenido que defenderse de permanente “guerra sucia” y noticias falsas montadas por los poderes mediáticos, políticos y empresariales.
Para explicar el proyecto de la Cuarta Transformación, que aparte de errores, excesos y equivocaciones ha traído bienestar a las mayorías, el presidente ha encontrado en las conferencias matutinas un mecanismo de comunicación directa con sus representados. Y por supuesto en las plataformas digitales donde la conversación si bien es ruda, permite confrontar ideas y proyectos, evadiendo cualquier cerco mediático.
Su enorme raigambre popular, que ronda el 70 por ciento de aprobación, da fuerza al presidente para heredarle a Claudia Sheinbaum la responsabilidad de conducir al país por el sendero de la continuidad, a fin de fortalecer un proyecto a favor de las personas más necesitadas.
En la medida en que el movimiento realice una adecuada defensa jurídica del voto, ante la probable judicialización de la elección, se podrá ahuyentar cualquier asonada del poder judicial y desalentar la falsa narrativa de que habrá una “elección de Estado”. Elección de Estado es la que armaba el viejo sistema contra sus opositores.
Con la victoria, Claudia tiene el reto de cumplir su encargo con humanismo, honestidad y compromiso, a fin de profundizar los cambios que necesita el país. Disminuir la desigualdad y combatir la corrupción, así como cumplir con los 20 compromisos presentados en el cierre de campaña es su tarea en el nuevo ciclo que se abre para regenerar nuestra vida pública.
Este panorama tendrá validez este domingo 2 de junio si millones de voluntades se unen para elegir a la primera presidenta en la historia de México, derrotando al conservadurismo que empeñó toda su esperanza en Xóchitl Gálvez, una candidata huérfana de carisma, inteligencia e ideas propias. Su falta de empatía con lo que late en el corazón y mente de millones de mexicanas y mexicanos la divorció a ella y a los partidos PRI, PAN y PRD de los sentimientos de la gente, que son la argamasa sobre la que se construye cualquier propuesta política.
La politización ciudadana ha demandado la construcción de un segundo piso a la Cuarta Transformación. Para este propósito el movimiento – léase López Obrador como líder indiscutible- escogió a una mujer de izquierda que cuenta con credenciales probadas para continuar con la tarea.
Salvo que fallen los pronósticos, concurriremos a una fiesta democrática. Es cierto que se colaron “chapulines” y alimañas para conquistar el Plan C, que significa tener mayoría calificada para aprobar reformas constitucionales. Ojalá que haya valido la pena; si no, el partido tendrá que cambiar sus procedimientos internos.
En Oaxaca, el interés de votar por la presidencia de la República, senadurías, diputaciones federales y diputaciones locales, así como los 153 ayuntamientos por el sistema de partidos, pudiera generar alguna confusión al momento de estar frente a la urna.
Tendremos que escoger entre siete fórmulas a la senaduría por igual número de partidos nacionales. Y en cuanto a las diputaciones federales, a diferencia de la coalición Fuerza y Corazón por México (PRI, PAN y PRD) donde hay concurrencia en los 10 distritos, en Sigamos haciendo historia (Morena, PT y Verde) en siete de ellos van juntos, pero en los tres restantes se eliminarán entre sí las tres formaciones políticas: estos son el 4, el 5 y el 10. Pese a este detalle, hay señales de que el partido gobernante arrasaría como en 2018.
El ofrecimiento de la dirigencia morenista de captar a favor de Sheinbaum dos millones de votos, es decir, 800 mil más de los que obtuvo Andrés Manuel, la ha llevado a pactar oscuras alianzas y siembra de candidaturas con lo peor del Verde, lo cual ha lastimado a la militancia obradorista y a respetables cuadros políticos. El canibalismo parece estar en el movimiento y no afuera. ¿Y la oposición? Puede obtener algunos ayuntamientos, dar alguna sorpresa en diputaciones, pero después de que huyeron sus anteriores “referentes”, está huérfana.
En Oaxaca más de tres millones de personas están convocadas a ejercer el sufragio en cerca de 6 mil casillas. Razonando el voto se derrumba el mito de que no vivimos en paz, democracia y libertad. Celebremos el triunfo de la civilidad. A pesar de rumores, del intenso calor, de asomos de violencia y boicot magisterial, más la tentación de revivir prácticas como la compra y coacción del voto, hagamos de esta jornada cívica un motivo de felicidad democrática. Denuncien si observan anomalías, pero sonrían: el futuro es nuestro.
@ernestoreyes14
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