La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) detectó una potente llamarada solar emitida por el astro que podría provocar, en las próximas 48 horas, una tormenta geomagnética en la Tierra.
Este fenómeno puede producir intensas auroras boreales en zonas donde no es normal observarlas.
Esta llamarada, documentada el pasado 1 de octubre de 2024, clasificada como X7.1, es la segunda más intensa registrada este año. La clase X, explica la NASA, se destina para las llamaradas más intensas, mientras que el número proporciona más información sobre su potencia.
¿Qué son las erupciones solares?
La NASA detalla que estas erupciones solares son potentes explosiones de energía que pueden afectar a las comunicaciones por radio, las redes eléctricas y las señales de navegación.
Este tipo de manifestaciones solares también supone un riesgo para las misiones espaciales y los astronautas en órbita, por lo que apuntó que es necesario seguir de cerca el llamado “clima espacial” debido a sus recuperaciones en la Tierra.
En tanto, debes saber que las auroras boreales se producen por la interacción con el campo magnético terrestre del flujo de partículas cargadas emitidas por el Sol en ciclos de máxima y mínima actividad que duran unos 11 años.
Desde finales de 2019, la Tierra ha entrado en el ciclo 25 y está ascendiendo hacia el máximo del ciclo que se alcanzará en la segunda mitad de 2025. Cuanto más se acerca el máximo del ciclo, más aumenta el número de manchas solares y las llamaradas asociadas.
¿Qué es un clima espacial?
El clima espacial, de acuerdo con la NASA, es el análisis y medición de las propiedades físicas del Sol, la atmósfera, la superficie terrestre, y otros elementos que se ven afectados por la actividad solar. Se trata de un fenómeno global que puede ocurrir en cualquier lugar entre el Sol y la Tierra.
El clima espacial puede afectar a la Tierra y al resto del sistema solar, y puede tener un impacto en la infraestructura, la tecnología, la sociedad y la salud.
Por ejemplo, puede dañar los satélites, causar apagones en la Tierra y afectar las telecomunicaciones, la red eléctrica, la navegación aérea y los sistemas de posicionamiento.
Para monitorear las condiciones y actividad solar que pueden poner en peligro la infraestructura de un país, se utilizan servicios de clima espacial. En México, el Servicio de Clima Espacial del Instituto de Geofísica de la UNAM (SCiESMEX) es el encargado de esta tarea.
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