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Foto del escritorErnesto Reyes

Punto de referencia




Como los medios, de carácter privado, se dedican a exaltar la violencia – que es real en muchas zonas- para abundar en la narrativa de que en materia de seguridad nada ha cambiado en el país, existen medios públicos que, aunque no tienen tanto alcance como los grandes monopolios, hacen esfuerzos por romper esta visión. Una propuesta informativa reciente es el noticiario bautizado como Punto de Referencia, que inició transmisiones esta semana por televisión abierta, a través de los canales públicos del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano a las 21:00 horas, de lunes a viernes.


Es un espacio que busca atender a las audiencias y su derecho a estar mejor informadas, y que se tenga un espacio diferente al que se ve y escucha en los medios corporativos, se aseguró al presentar el informativo. Lo conducen Azul Alzaga y Alberto Nájar, quienes ofrecen dar voz a la ciudadanía. Esperemos que de verdad alojen las diversas visiones de cada problemática. Una vez que desapareció Notimex, el estado busca ofrecer alternativas sin que sean solo las voces del gobierno las que circulen en los espacios mediáticos.

En sus primeras emisiones, se observa que sus notas van acompañadas del contexto en que se producen los hechos, aunque rompa con el formato de la brevedad exigido a los medios electrónicos. Además, Punto de Referencia incorpora entrevistas con voces que analizan el acontecer nacional e internacional, a fin de que el televidente fortalezca su conocimiento.

Aprovechando la circunstancia de que la televisión y la radio privadas siguen mostrando a “líderes” de opinión desprestigiados y de muy mala factura ética, el noticiario beneficia a las audiencias, como ya sucede con los programas de debate que se transmiten por Canal 14, Oncetv y Capital 21. Frente a ellos, hay decenas de debates, de gran alcance en los medios que no son del gobierno, destinados a la gente que no cree en la Cuarta Transformación.

Este esquema de presentar noticiarios menos aburridos y oficiosos deberían emularlo, si es que no lo están haciendo ahora, los sistemas estatales de radio y televisión, no para uniformar y aburrir con boletines de prensa al auditorio, sino para ofrecer otras miradas del acontecer diario. Solo así podrán lograr que la gente, por lo menos los vea y escuche.

Ofrecer opciones a una sociedad, cada vez más exigente con el trabajo de los periodistas, es una necesidad urgente, ahora que asistimos a una medición de fuerzas entre dos visiones totalmente encontradas de modelo de país, lucha que se refleja en lo que las personas escuchan, ven o siguen por la radio, la televisión y las plataformas digitales.


Mientras tanto, en Oaxaca continúan los esfuerzos por buscar salida a la crisis de los medios de comunicación locales. En este sentido se reanudaron los Conversatorios ¿Para qué sirve el periodismo? los martes y jueves a las 18 horas en la Casa de la Cultura Oaxaqueña. Toca ahora intercambiar experiencias en temas como el periodismo especializado, con la participación de ponentes que hacen un gran esfuerzo porque esta actividad, profundamente humana, gane el respeto por parte del público. No solo es contar bonitas historias, de impecable factura, sino que quienes las trabajan tengan probada integridad y amor por la justicia y la verdad, por encima de cualquier beneficio personal.


Por una feliz coincidencia, esta semana Ismael, Odilia y un servidor tuvimos oportunidad de saludar aquí al ex reportero de la revista Proceso, Fernando Ortega Pizarro, para ponernos al día sobre cómo se palpa la realidad nacional desde la capital de la República. Con su hija Fernanda, el periodista vino a reforzar sus orígenes familiares y, en una tarde oaxaqueña de gran camaradería, recordamos aventuras periodísticas de otros tiempos, cuando Huatulco todavía no iniciaba su desarrollo.


En los años ochenta Oaxaca apenas iba a despuntar en la creación de centros culturales, gracias a instituciones que hoy son una realidad, entre ellas las que impulsó el pintor Francisco Toledo. Aquella vez, en nuestro periplo con Francisco Ortiz Pinchetti, su hijo Francisco Ortiz Pardo y Fernando, pudimos conversar con el fallecido escritor, Macario Matus, cuando estaba al frente de la Casa de la Cultura de Juchitán de Zaragoza. En la conversación de ahora se contaron grandes anécdotas, como las de un iluminado en la playa y un oaxaqueño en París: pero son otras historias. Tiempos aquellos.


@ernestoreyes14

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