Parroquia de Nuestra Señora del Rosario, Oax., 30 de Marzo, 2024.- “Que la luz Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y nuestro espíritu”, con esta oración, católicos de esta cabecera parroquial celebraron este sábado la gloriosa resurrección del Señor Jesucristo. Los bautizados en Cristo, encabezados por su presbítero Ricardo Vásquez Ojeda, atestiguaron el cumplimiento del Santo Evangelio en esta Semana Santa, el Triduo Pascual, con la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, el Hijo unigénito del Señor.
En emotivo acontecimiento, después de que los feligreses meditaran la pasión y muerte del Señor, su descenso al lugar de los muertos y su resurrección celebraron en comunidad, la vida plena del Señor que venció a la muerte y que hoy se celebró con gozo festivo, como anticipo de la contemplación beatífica del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Gloria a la Santísima Trinidad!.
Celebrando la Vigilia Pascual, la bendición del fuego nuevo, realizado a un costado de la Capilla de la Ex Hacienda, en la que su párroco Ricardo, en respetuoso silencio de los asistentes señalaba: “Esta noche santa, en que nuestro Señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, conmemoramos la Pascua del Señor, escuchando su palabra y participando en sus sacramentos, con esperanza de participar también en su triunfo sobre la muerte y vivir con él para siempre en Dios”.
Seguidamente, bendijo el fuego de la luz del Señor y después de trazar en el cirio pascual la cruz y demás signos, lo encendió con el fuego nuevo añadiendo: “Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu”.
En cumplimiento al Evangelio, portando velas, las encendieron del cirio pascual y las y los presentes se dirigieron hacia su templo en el que el Sacerdote proclamó el Pregón Pascual: “Alégrense, por fin, los coros de los ángeles, alégrense las jerarquías del cielo y, por la victoria de rey tan poderoso, que las trompetas anuncien la salvación. Goce también la tierra, inundada de tanta claridad, y que, radiante con el fulgor del rey eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero. Alégrese también nuestra madre de la iglesia, revestida de luz tan brillante; resuene este recinto con las aclamaciones del pueblo (…)”.
Durante la Liturgia agregaba: “Habiendo iniciado solemnemente la Vigilia Pascual, escuchemos con recogimiento la palabra de Dios. Meditemos como, en la antigua alianza, Dios salvó a su pueblo y en la plenitud de los tiempos, envió al mundo a su Hijo para que nos redimiera. Oremos para que Dios lleve a su plenitud de la redención realizada por el misterio pascual.
Los asistentes escucharon con atención las siete lecturas del Evangelio, parte fundamental de esta Vigilia Pascual y sus respectivos salmos. Al término de la séptima, con su salmo responsorial y oración, se encendieron las velas del altar y las luces del templo, y el sacerdote entonó el himno: “Gloria a Dios en el cielo”, al que se sumaron los congregados en el Señor en tanto las campanas de este templo repicaban nuevamente, Un acto de fe, amor, lágrimas de alegría y sinnúmero de expresiones de gratitud a Jesucristo entre los presentes se percibían y denotaban en esta noche en la Cristo venció a la muerte por nuestra salvación.
Minutos después, en esta celebración, la fiesta más grande de nuestra Iglesia, en la que el párroco conminaba a los reunidos abrir su mente y corazón a Cristo, para, posteriormente, en reflexión al santo Evangelio, según san Marcos, agregar: “Esta celebración tiene una gran riqueza, la iniciamos con la bendición del fuego, encender el Cirio Pascual y esta procesión en medio de la noche y las tinieblas en la que brilla la luz de Cristo.
Luego, este Pregón tan bello y hermoso, les invito a leerlo, meditarlo, es un canto de gozo y alegría. después de haber pasado unos días de contemplación de la Pasión del Señor, ahora, con el gozo de felicidad de saber que nosotros creemos en un Dios que ha vencido a la muerte, ha resucitado. Alimentémonos como cristianos de las 7 lecturas del Antiguo Testamento, la carta de san Pablo, la Liturgia y el santo Evangelio, guardemos en nuestro corazón ese mensaje que Dios nos ha dado como palabras de aliento y esperanza.
“Estos días de la Pascua hablemos de esta palabra tan abundante que hemos escuchado, grabémosla en nuestro corazón; son palabras de amor y vida eterna. Esta palabra está centrada en el Sacramento del Bautismo, la luz y el agua que representa a Cristo resucitado, por lo que celebraremos la octava de la victoria de Cristo, su resurrección.
Vivamos como hijos de Dios esta Pascua del Señor, porque hemos muerto con él para resucitar con él, por ello, esta noche renovaremos, reavivemos y comprometemos nuestras promesas bautismales. Asimismo, añadió, esta noche, pasaremos al momento Eucarístico, donde Cristo se hace presente, vivo, victorioso, en el altar y se nos da como alimento para venir a habitar en nuestro corazón y permanezca en nosotros. Agradezco, a todos los que han colaborado para hacer posible estas celebraciones, su disponibilidad interior.
Puntualizaba, previo a la celebración de la Eucaristía del Señor así como del acto de profesión de fe.
Minutos después, se llevó a cabo la Liturgia Bautismal en la que en oración pidió a Dios todopoderoso santifique esta fuente bautismal, para que cuantos en el bautismo van a ser regenerados en Cristo, sean agregados al número de hijos adoptivos de Dios. Aunado a ello, se bendijo el agua bautismal, la renovación de las promesas bautismales y la liturgia Eucarística.
En esta solemne celebración Eucarística, el presbítero Ricardo Vásquez Ojeda, agradeció y bendijo en Comunión a todos los y las participantes en estos eventos, -niñas y niños, jóvenes, adultos y adultos mayores-, así como el apoyo, disposición y difusión de las redes sociales y medios de comunicación. Aunado a las pastorales de Monaguillos, Liturgia, Familia, Intercesión, Kerigma, Movimiento Familiar Cristiano, Proceso y de su coordinadora por su servicio al Señor Jesucristo y acompañamiento a Santa María Virgen con actos de fe, penitencia, gozo, devoción, respeto, amor y fe.
En este día, múltiples viviendas y el templo parroquial, ex profeso, fueron adornadas con flores, listones, cadenas de papel, pasacalles, moños y banderas, entre otras, de color rojo y blanco, como signos y celebración de que Cristo ha vencido la muerte, retorna victorioso y nos ha dado la vida eterna. “Anuncien a todos la alegría del Señor resucitado aleluya, aleluya; verdaderamente ha resucitado, aleluya, aleluya.!”. Concluía el presbítero en este día de Vigilia Pascual, la resurrección de Cristo. (Joel JAVIER)
コメント